Tren Maya, lo que obligaron a ocular al entonces Conacyt
Por: Norberto Vázquez
Todo apunta que después de que se recibió en el despacho del presidente Andrés Manuel López Obrador el primer avance de lo que 30 expertos del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) investigaban sobre lo que ocurriría durante la construcción del denominado Tren Maya, la ordenanza presidencial fue clara: que esa indagatoria no vea la luz pública.
Las pistas son claras, el Conacyt ocultó el informe “Territorios mayas en el paso del tren: situación actual y riesgos previsibles” porque los metía en un lío con la esfera política de la 4T, mejor dicho, con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En este documento, se concluyó que el megaproyecto del Tren Maya, tendrá impactos negativos en diez Áreas Naturales Protegidas y sus servicios ambientales.
Entre ellos: la recarga de acuíferos y la capacidad de capturar carbono, además de que ha vulnerado los derechos de 146 mil indígenas.
Y más, que las tierras para el proyecto y sus polos de desarrollo jamás podrán recuperarse, que los empleos que generará serán precarios y temporales, y que podría destruir de manera irrecuperable mil 288 sitios arqueológicos.
El análisis terminado a principios de diciembre de 2019, apunta a que el Tren Maya impactará “en el aumento de actividades ilícitas como la trata de personas y la circulación y uso de drogas”.
El Conacyt urgió a su equipo a que entregara sus investigaciones, de las que se formó un primer resultado entre el 10 y 12 de diciembre de 2019.
Sin embargo, el informe fue detenido y no se distribuyó a las secretarías ni al público en general.
Tampoco las comunidades indígenas, tuvieron información suficiente sobre los impactos del megaproyecto según se desprende de esta investigación académica.
El Conacyt aseguró que difundiría el informe en la tercera semana de enero de 2020, pero los resultados nunca fueron publicados. La burocracia, hizo su trabajo desde el escritorio.
El análisis completo consta de cinco documentos de 60 cuartillas cada uno, del cual, se hizo llegar un resumen a la Presidencia de la República. Ni raudos ni veloces, la orden de Palacio Nacional fue que ese informe no circulara dentro del gobierno federal como se tenía planeado, ni mucho menos en la esfera pública.
Para los investigadores del Conacyt, este proyecto tendrá una afectación directa según los cálculos de pasajeros y carga del tren, que podrían implicar la destrucción irrecuperable de vestigios culturales, daño físico, adulteración o uso turístico excesivo.
Los autores fueron unos valientes y no se quedaron con las manos cruzadas. Coordinado por los investigadores Eduardo Martínez Romero, Giovanna Gasparello y Miguel Ángel Díaz Perera, se transformó en un libro bajo el sello de Editorial Bajo Tierra. Así la indagatoria censurada por el Conacyt que se negó a publicar por órdenes presidenciales vio la luz pública.
Las problemáticas que se denuncian desde la llegada del turismo a una zona prácticamente virgen de la Península de Yucatán, la mercantilización de la cultura maya, los riesgos del patrimonio biocultural (selvas y territorios) y los posibles escenarios negativos de las localidades cercanas al paso del tren, se verán a lo largo de los años.
Por el momento, el presidente Andrés Manuel López Obrador, informó que el Tren Maya iniciará operaciones este 15 de diciembre en el tramo Palenque a Cancún, además de inaugurar las instalaciones del Aeropuerto Internacional “Felipe Carillo Puerto”, de Tulum, Quintana Roo. Veremos quienes tienen la razón: los investigadores o el gobierno de la 4T.