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¡No A Morena! Pez Agazapado

¡No A Morena! Pez Agazapado

¡No A Morena! Pez Agazapado

Durante la larga noche de la hegemonía priista insistí en la urgencia de evitar la prolongación de este partido al frente de las instancias federales y estatales de mayor rango; votar por aquella opción, señalé entonces, era una especie de acto masoquista, como el silicio de los beatos radicales y perturbados, para infringirse dolor sobre las heridas de la impudicia política que reventaba al país. Nunca calculé que los remedios resultarían peores que la enfermedad, dicho coloquialmente.

 

En un desayuno en 1996, en su Villahermosa –en donde curiosamente ahora lo rechazan-, Andrés Manuel predijo que en 2000 ganaría “la Iglesia”, refiriéndose al PAN, porque así estaban dadas las condiciones y porque la izquierda todavía sufría el desprestigio de un anticomunismo desbordado que infamaba a buena parte de los católicos mexicanos acaso desconocedores de las distintas maneras del socialismo y no solo del marxismo-leninismo:

 

-Después de eso –me confió Andrés- tendrán que abrirse las compuertas de la democracia y es, entonces, cuando vamos a triunfar nosotros. Es mi apuesta: 2006.

 

El destino con ropajes de fraude no lo permitió entonces y debió mi contertulio de aquella luminosa mañana en Tabasco esperar doce años más con un largo paréntesis que comenzó con histriónicas posturas –la designación absurda como “presidente legítimo” con sus corifeos-, además de la protesta masiva que supuso la colocación de tiendas de campaña, semivacías mientras más se alargaba la distancia, desde el Zócalo hasta casi la glorieta de la Diana Cazadora sobre el Paseo de la Reforma. No hubo violencia, eso sí, ni un solo cristal roto pero se interrumpió la vida comercial de la zona. Era lo menos grave que podría esperarse.

 

Pero sucedió que en 2018 Morena, escindido Andrés Manuel del PRD que él fundo al lado de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo –columnas verticales del movimiento Frente Democrático Nacional-, llegó al fin a portar la auténtica banda tricolor que ahora se coloca escasamente destinada únicamente para las fiestas patrias, de manera inexplicable y contraria a las normas para su uso al recibir a embajadores, también para el Informe y celebraciones memorables.

 

Votar por Morena hoy es exactamente igual que hacerlo por el PRI hegemónico que, baldado por la inmoralidad de sus dirigentes –sobre todo durante y después del gobierno de Miguel de la Madrid aunque los pecados tocan a Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo-, nos lleva hacia el abismo de la democracia fallida que depende de la voluntad de un solo hombre. ¿No es esto lo que queríamos desterrar? ¿Acaso la lucha de millones de mexicanos fue desviada bajo el flagelo imparable del narcotráfico que converge hacia el narco-Estado?

 

Insisto: sufragar a favor del partido presidencial es validar a un gobierno tremendamente putrefacto, invadido por el pus de la peor corrupción, nepotismo y compadrazgos de por medio, convertido en una versión corregida y aumentada de aquel PRI… al que perteneció López Obrador hasta que sus ambiciones fueron por otro camino. No cerremos los ojos ante lo evidente; tampoco exculpemos al PRI -tampoco al PAN por doce años desperdiciados- que debiera responder por una historia sucia y tenebrosa… pero, siquiera, a este partido le llegó su penitencia y de alguna manera, como opositor –pese al nefasto dirigente que soportan-, ha recobrado algunas migajas de la dignidad perdida al igual que el PAN y el propio PRD al bloquear la lacerante reforma eléctrica.

 

Más vale dar un paso hacia atrás para cobrar impulso y encontrar otras alternativas que nos permitan consolidar los viejos sueños democráticos de un México atenaceado. Morena, desde luego, No Lo Es.

 

La anécdota

 

De acuerdo al diccionario, Morena es un pez depredador que vive en el Océano Atlántico y el Mediterráneo. Su principal característica es que vive camuflado en las grietas, acechando a sus presas marinas a las que captura a traición.

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La descripción viene bien por dos acepciones:

 

1.- La Morena de López IV acecha y victimiza a los suyos; de allí la furia explicable de muchos de sus militantes al escoger a personajes dispersos del viejo priismo y la farándula más vulgar para hacerlos candidatos.

 

2.- Solo así se explica que el PES, de ultraderecha y financiado por las sectas religiosas de USA, sirva de esquirol para atraerle curules a Morena, en los estados en donde aún conserva su registro, por la atascada vía plurinominal.

 

A veces se acierta en los bautizos de los partidos si encontramos sus verdaderas raíces.

 

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