Desempleo, ¿jinete del apocalipsis?
Por Mouris Salloum George
El desempleo generalizado se aproxima veloz como uno de los Jinetes del Apocalipsis. Diversos indicadores permiten afirmar que no es exagerada la perspectiva catastrofista. En México, el 39.5% de los egresados universitarios labora en el autoempleo (como “profesional independiente” o con “negocio propio”). Esta cifra aumentó de 17% en el año 2020, a 27.2% en 2023. Una parte de este porcentaje de auto empleados es una simulación para ocultar la desocupación formal.
El dato es contundente y es resultado de la encuesta nacional de egresados 2023, realizada por el Centro de Opinión Pública, de la Universidad del Valle de México (UVM). De 7,545 respuestas online, un 62.4% cuando respondió la encuesta buscaba trabajo; un 43% lo perdió porque no le renovaron el contrato o se acabó el trabajo. La medición reveló que solo un 39% labora en empresas privadas; y 23.2% en el sector público.
El fenómeno del desempleo es lamentable desde cualquier enfoque, pero más cuando apunta al sector de los profesionistas, en el que las naciones se juegan su futuro.
Hoy, más de cinco millones de estudiantes están matriculados en las instituciones de educación superior de México, públicas y privadas, en licenciatura y posgrado. Un alto porcentaje -quizás sin saberlo- estudian carreras sin mayor futuro laboral.
La encuestadora oficial de México -el INEGI- registra un desempleo general de solo 1.6 millones. Hay que advertir que tales datos no son confiables, porque incluyen a los informales -profesionistas incluidos-, que superan el 55% de la población económicamente activa (PEA).
A tal situación fueron relegados por una errática planeación pública y por un desinterés gubernamental comprobable.
Existen diversas opciones oficiales o independientes que permiten observar por internet el desempeño de las profesiones en las áreas productivas. Entre otras están el Observatorio Laboral, de la Secretaría del Trabajo; también la plataforma “Compara Carrera”, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Con tales instrumentos se puede conocer cuáles son las profesiones más o menos demandadas; los niveles de sueldos promedio y aspectos relacionados.
Al margen de los diagnósticos precisos, el caso es que son enormes los presupuestos oficiales destinados a la preparación de cuadros profesionales, así como las expectativas personales y familiares fincadas en ellos, pero están siendo recursos desaprovechados y apuestas defraudadas.
El desempleo generalizado y el de los profesionistas no es un fenómeno reciente, pero se está acelerando por la irrupción de las tecnologías y procedimientos industriales y administrativos basados en la inteligencia artificial generativa (IA).
Es un fenómeno internacional, cierto, pero afecta más y lo hará peor a los países menos previsores.
En todo el mundo están adoptando medidas, desde poner límites a los desarrollos tecnológicos de IA; así como replantear sus opciones de educación superior o considerar compensaciones económicas para los desempleados.
Es urgente que México adopte previsiones. Por parte del gobierno, debe surgir una comisión intersecretarial, con participación de legisladores y expertos. Por parte de la sociedad civil, una comisión especial propositiva. Son tiempos definitorios. Ninguna medida extrema sobra.